viernes, 7 de junio de 2013

David Lynch, el James Stewart de Marte (3) - El hombre elefante, estudio de la dignidad humana

“Una persona hermosa no es interesante para mi, es tan normal… Aunque tengas ideas inquietantes en su cabeza, me aburre. Mi interés empieza cuando las cosas comienzan a deformarse, lo que no deja de ser un poco enfermizo”.


En 1977 Lynch contrajo de nuevo matrimonio con Mary Fisk, hermana de su amigo Jack, y con quién tendría un hijo, Austin John (visto muy brevemente en el papel de niño mago en su serie de televisión “Twin Peaks” años después). Durante esa época, Lynch prepararía el guión de “Ronnie Rocket”, probablemente su más famosa proyecto no realizado. Su merecido descanso comenzó a convertirse en una inactividad preocupante. Pero de la misma manera de que en sus obras entran y salen personajes de lo más pintoresco, el destino quiso que se cruzara con Stuart Cornfeld, un aspirante a productor que se convirtió en uno de los primeros admiradores de “Cabeza Borradora”. Juntos intentaron vender la idea de “Ronnie Rocket”, una historia de detectives ambientada en los años 50 con un enano que funciona por corriente alterna como protagonista. Ante la imposibilidad de encontrar un productor, Lynch empezó a barajar la idea de realizar por encargo. “Para mi era mejor realizar películas para otros que no realizar ninguna”. Cornfeld le presentó a otro productor, Jonathan Sanger (1), el cual tenía varias ideas en la recámara. Sanger y el director de Montana no tardaron en conectar y el primero le ofreció una serie de películas que podría realizar. Finalmente encontró el que sería su próximo film en un extraordinario guión escrito por Eric Bergren y Christopher DeVore: “El Hombre Elefante”.


La película debía tratar la vida y milagros de un personaje basado en Joseph Carey Merrick (bautizado como John Merrick en el libreto), el cual tenía un grave problema de deformación física debido a la neurofibramantosis (2). Merrick viajó por el mundo junto a un showman que le convenció para ganarse la vida como fenómeno de feria y fue conocido como “The Silver King” (El Rey Plateado). Si bien su relación fue más correcta que la descrita en la película, que presentaba al administrador de la feria, encarnado por Freddie Jones, como un desalmado, la unión se rompió de forma bastante grave en 1886. Fue recogido por el Doctor Frederick Treves, el cual ya le había tratado dos años antes. Practicando un modo de explotación bastante más benévolo que el anterior, Merrick se convertiría en una celebridad cuando fue presentado en sociedad por el médico, falleciendo en su habitación privada del Royal London Hospital a la edad de 27 años. Su vida sirvió a Frederick Treves y Ashley Montagu para que elaboraran dos estudios sobre su persona, en los cuales se basa ligeramente el guión: “The Elephant Man: A Study in Human Dignity” y “The Elephant Man and Other Reminisciencies”.


El problema es que nadie parecía querer producir semejante película, a pesar de que en 1979 comenzó a representarse en Broadway un montaje sobre la vida de Merrick con bastante éxito (3). Por suerte, Sanger envió una copia del guión a Mel Brooks, con el que había trabajado en “Máxima Ansiedad”. El productor solo leyó hasta la página 38 del guión: quedó enamorado del proyecto. Pero Lynch no las creía todas consigo: “No estaba seguro de que quisiera encargarle la dirección del proyecto a alguien con tan poca experiencia como yo. Dijo que quería ver “Cabeza Borradora”. Pensé: ¡La fastidiamos! Ahora la verá y le parecerá insoportable. Sin embargo, salió de la proyección corriendo, me dio un abrazo y dijo “¡Estás loco! ¡Te quiero! ¡Estás fichado!”. Para los que temían que la productora de Brooks, Brooksfilms, diera de si alguna de sus payasadas cómicas, sus temores desaparecieron cuando le dio luz verde a Lynch para que colaborase con los dos guionistas y diera rienda suelta a sus ideas visuales de la mejor manera posible. Sanger estaba también preocupado por mantener la independencia de Lynch. “Entendí que mi trabajo, en especial, era el proteger la visión de David Lynch. Como productor, creo que, una vez has encontrado al director, has de dejarle hacer lo que quiera. Yo sabía el presupuesto que teníamos, y mientras que las decisiones que tomara se ajustasen, yo las apoyaba. Si pensaba que eran demasiado caras, lo decía.”


El director de fotografía fue Freddie Francis, que también se convertiría en uno de los habituales del cine de Lynch. Tanto él como Sanger estaban buscando a alguien que pudiera trabajar bien con el blanco y negro, y quedaron muy impresionados al ver sus trabajos en “Suspense” y “Sons and Lovers”. Aunque Francis llevaba quince años sin encargarse de este tipo de tarea, aceptó el reto. El resultado final fue extraordinario. “Uno de los grandes méritos de la película es la iluminación que consiguió Freddie. Lo creas o no, es más difícil iluminar una película en blanco y negro que en color. Tienes que iluminar lo que quieres ver y con la intención que lo quieres ver, y apartar la luz del resto. No puedes aprovechar los colores que separan unos de los otros”. (Lynch). Stuart Craig se encargaría del diseño de producción, labor que había desempeñado en aquel momento recientemente en “Saturno 3”. Patricia Norris se hizo cargo del vestuario y a partir de entonces pasaría también en ser una habitual en el Clan Lynch. Y Christopher Tucker se encargaría de “crear” al hombre elefante, tarea que le llevaría ocho semanas.


Lo búsqueda del reparto no fue excesivamente complicada. Para el papel de John Merrick llegó a pensarse en Mark Hammill, que había interpretado el papel en su versión teatral con éxito, pero sus obligaciones contractuales con George Lucas para participar en “El Imperio Contraataca” le impidieron hacerse con el papel, que cayó en manos de John Hurt, al cual Lynch y Sanger admiraban. El célebre Calígula de “Yo, Claudio” tuvo que hacer de tripas corazón y soportar las más de siete horas que duraba el proceso de maquillaje. El otro protagonista de la historia, Sir Frederick Treves, sería interpretado por Anthony Hopkins, enamorado del guión al leerlo. Fue precisamente entre Lynch y Hopkins el único conflicto que se conoce durante el desarrollo del rodaje. Hopkins, que en aquellos tiempos estaba superando su adicción al alcohol, llegó un momento que no pudo contener su compulsivo carácter ante la figura de Lynch, que –según se dice- se presentaba al rodaje con sombrero de copa, zapatillas de deporte y una capa tipo Conde Drácula. Sin embargo, “El Hombre Elefante” supondría el retorno de Hopkins al “mundo de los vivos” estilo Hollywood, y aunque no fue nominado al Oscar, ya tendría tiempo para ganarlo años más tarde con “El silencio de los corderos”.

Para ahorrar dinero y conseguir el máximo de información posible, Lynch y Sanger se hicieron con la activa colaboración del Royal London Hospital. Percy G. Nunn, encargado del Museo del Hospital, al principio se tomó disgustado ante la idea de que vinieran a invadir su “hogar” y el recuerdo de Merrick. Pero acabó convencido de las buenas intenciones del tándem Lynch / Sanger y fue invitado al rodaje de la película en los estudios de Shepperton, lugar donde se rodó el filme durante doce semanas. Cuando vio a Hurt convertido en el hombre elefante, quedó totalmente asombrado. “Allí estaba, cara a cara con John Hurt totalmente maquillado. Era como si John Merrick hubiera resucitado. No solamente me impresionaba todo lo que veía y oía, si no que me di cuenta de la fidelidad con la que procuraban retratar la terrible vida de Merrick. La manera en que lo trataban correspondía exactamente con lo que yo pensaba.”


Cuando el rodaje terminó y se realizó el montaje definitivo (Lynch no tenía aún el derecho sobre el montaje final, aunque en esta ocasión respetaron sus deseos, algo que no harían con “Dune”), nuestro director se sintió absolutamente satisfecho del resultado final de la película. “Fue un poco complicado operar con un plan de trabajo de doce semanas, tan caro, tanta gente metida. Pero enseguida descubrí que tener tanta gente metida significaba que se podían hacer muchas más cosas en un corto espacio de tiempo. Hace falta recordar que en el rodaje de “Cabeza Borradora” normalmente no había más de cinco, contando los actores”.

Para sorpresa de muchos, la película funcionó sorprendentemente bien en taquilla, y la crítica alabó al, para la mayoría, recién llegado director. Lynch era conocido, como rezaban algunos eslóganes del fandom de la época, como “Director desconocido, mejor del mundo”. Pero El Hombre Elefante” significó su encumbramiento y su nombre comenzó a aparecer reflejado en las agendas de los productores. El éxito de la película en nuestro país propició el estreno de “Cabeza Borradora”. También apareció su banda sonora, casi al mismo tiempo que las estupendas partituras de John Morris. El film tuvo ocho nominaciones para los Oscars (Película, director, actor –Hurt-, banda Sonora, montaje, vestuario, dirección artística y guión adaptado). Su máxima competidora parecía ser ese año “Toro Salvaje” (que curiosamente también incluía una escena con su protagonista, el boxeador Jake LaMotta, gritando a pleno pulmón “¡No soy un animal!”, quizá la frase más célebre pronunciada por John Hurt en la película de Lynch). Pero los Oscars de 1980 decidieron premiar a “Gente Corriente”, de Robert Redford, y el Clan Lynch se fue de vacío.



Un gran futuro parecía estar esperándole al joven director. George Lucas fue el primero que intentó cazar a la joven promesa para dirigir la tercera parte de su saga galáctica, “El Retorno del Jedi”. Desde luego tienebastante miga el imaginarse que podría haber ocurrido con Lynch al frente del proyecto. “Me mostró los muñecos que se utilizarían. Yo no podría diseñar nada, y por tanto no sería mi película. No acepté. Nunca podría dirigir una película que no pudiera controlar en todos los aspectos”. Pronto se daría cuenta de que se equivocaba.

Notas

1. Futuro director de uno de los episodios finales de “Twin Peaks”.

2. Durante muchos años se creyó que su enfermedad era elefantisis, de ahí el apodo con el que se hizo famoso Merrick. Ésta es una forma de gigantismo y resultó no ser la deficiencia que padecía Merrick.

3. Como curiosidad, anotar que el famoso cantante David Bowie, futuro colaborador de Lynch, interpretó el papel durante dos meses, y que de la versión teatral escrita por Bernard Pomerance contó con una adaptación televisiva, (emitida en nuestro país por Antena 3 en un par de ocasiones en horario de madrugada) en 1982 dirigida por Jack Hofssis.

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